El lado más personal de José Coronado: sus amores más sonados, sus dos hijos y dos carreras sin terminar

Un seductor, un caballero... y un actorazo. José Coronado presume a sus 63 años de una carrera impecable que le llevaba en 2012 a alzarse con el Goya a mejor actor por su interpretación de Santos Trinidad en la película No habrá paz para los malvados. Este 30 de abril, Coronado estrenaba junto a Mario Casas la serie El Inocente, una de las grandes apuestas de Netflix a nivel internacional (la han promocionado hasta en Times Square en Nueva York) para este año. Aunque a todos nos parece que José lleva en esto de la actuación toda la vida, lo cierto es que su pasión por el arte empezó cuando ya había cumplido los 30 años.
Antes de esa edad, como él mismo ha reconocido en alguna entrevista, ya había vivido mucho y a lo grande. Nacido en agosto de 1957 en el madrileño barrio de Chamberí en el seno de una familia acomodada, José fue el niño bonito de la casa en su infancia. Es el mediano de los tres hijos que tuvieron José María Coronado, un ingeniero de telecomunicaciones que falleció en 2000, y María Rosa García Barajas, sus padres. Tiene dos hermanas, África y Patricia, dos mujeres discretas que nunca han querido beneficiarse de la fama de su conocido hermano. Con una infancia y una adolescencia muy feliz y tranquila, a José sus padres le inculcaron que debía estudiar para conseguir un buen trabajo en el futuro fuera cual fuera el camino que eligiera.
Modelo, camarero, publicista...Una vez terminados sus estudios de Secundaria y sin saber muy bien lo que quería, se inscribió a la facultad de Medicina en la que estuvo dos años. Según contaba hace unos días en El Hormiguero, cuando vio lo que era "lavar muertos en una de las prácticas", decidió que eso no era lo suyo. Cambió radicalmente de carrera y empezó Derecho, donde estuvo casi cuatro años, pero tampoco le convenció y asegura que pasaba más tiempo en la cafetería jugando al mus que en clase o estudiando en la biblioteca. Pero pese a no encontrar su camino en los estudios, el joven y atractivo José supo que quería ser independiente económicamente y empezó a trabajar como camarero, organizando cursos de esquí y como coreógrafo.
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Emprendedor como pocos, José Coronado incluso llegó a abrir varios locales de restauración, una agencia de viajes y hasta montó su propia agencia de modelos (e hizo de modelo en un anuncio de whisky y protagonizó varias campañas en varios países). Todo eso le dio experiencia y le hizo conocer mucho mundo y gente interesante. También se lo pasó en grande. Vivió la noche en la Movida Madrileña, disfrutó y hasta hizo alguna locura, como tirarse en paracaídas de forma libre pudiendo morir porque no se le abrió el paracaídas manual, como contó a Pablo Motos. Todo le sirvió para darse cuenta de que quería ser actor. Su amiga Maru Valdivieso, también actriz, le dijo que se apuntara a un curso de interpretación para afrontar el estrés que tenía. “Yo estaba tan enamorada de José que le dije que se viniera a las clases para verle todos los días”, contaba Maru años después.
Así lo hizo Coronado y comenzó a dar clases con la famosa Cristina Rota, maestra de grandes actores como Penélope Cruz o Juan Diego Botto. Ya no era un jovencito y había cumplido los 30. Empezó haciendo teatro y luego participó en la película Waka-waka y en Berlín Blues de Ricardo Franco. Rápidamente se convirtió en uno de los actores más deseados de la televisión y en el galán más atractivo del cine gracias a series como Brigada Central, Hermanos de Leche o Periodistas, y películas como Goya en Burdeos, Yo soy esa (junto a Isabel Pantoja) o La caja 507.
Aunque reconoce que le costó aceptar que al llegar a los 50 ya no podía interpretar al joven de la película, su papel más importante le llegó en 2012 a los 53 años. Dio vida al inolvidable Santos Trinidad en No habrá paz para los malvados, de Enrique Urbizu, y recibió el aplauso de la crítica en el que fue el papel que le consagró definitivamente y por el que obtuvo su primer Goya a mejor actor protagonista. José Coronado ha ido creciendo como actor hasta convertirse en un referente para los jóvenes actores como Mario Casas. Le hemos visto en proyectos exitosos como El Príncipe o Gigantes y en películas como El Hijo, que le han llevado a la cima de su trayectoria profesional.
Su atractivo y su encanto personal ha hacho que José Coronado sea considerado, además de un gran actor, todo un seductor. Dice que es 'alérgico' al matrimonio y nunca ha pasado por el altar. “No soy de casarme, me gusta más el contrato día a día basado en el amor. Mi vida siempre ha estado rodeada de mujeres, mi madre, mi hija y muchas más mujeres”, ha dicho el actor. Pero sí le hemos conocido unas cuantas relaciones que él ha tratado de mantener al margen de las miradas indiscretas siempre. Poco después de empezar en la interpretación y cuando su carrera estaba ya despegando, Coronado se enamoró de Paola Dominguín, hermana de Miguel Bosé y modelo. Empezaron a salir en 1987 y se convirtieron en una de las parejas más atractivas y buscadas del momento. Un año más tarde nació Nicolás Coronado.
El joven ha seguido los pasos de sus padres como modelo y ha hecho sus pinitos como actor. También le hemos visto en MasterChef Celebrity, donde demostró que es tan educado y encantador como su padre. “Desde que nació mi primer hijo, me cambió la vida. Vino al empezar yo la profesión. Cuando no lo tenía, necesitaba menos de lo que me autoexigí al verlo en mis brazos”, explicaba José en El País. Su relación con Paola terminaba tres años después del nacimiento de Nicolás y el niño decidía quedarse a vivir con su padre, con el que tiene una relación de complicidad también a día de hoy. "No puedo darle consejos porque Nicolás es bastante más calmado que yo. Uno de mis problemas antes era la impaciencia, quería llegar a todo rápido. Sabe relativizar mucho más y llevar un ‘tempo’ más agradecido que el que llevo o me inflijo a mí mismo", explicaba en Vanity Fair hace unos meses.
Otras mujeres que cayeron rendidas a los encantos del actor fueron las actrices Amparo Muñoz, Amparo Larrañaga y Silvia Munt, así como la alemana Monique Salvan. Sin duda, uno de los romances nunca confirmados que más han dado que hablar fue el que supuestamente mantuvo conIsabel Pantoja, a la que conoció en el rodaje de Yo soy esa en 1990. Ninguno de los dos ha confirmado nunca que entre ellos surgiera algo más que una buena amistad. Siempre amable con la prensa y sin eludir ninguna pregunta, Coronado dijo en Viajando con Chester: “He conservado la amistad con ella, no de vernos, pero yo la recuerdo con cariño, esto para mí era algo delicado, difícil de acometer… Conmigo fue fantástica, tuvimos una estupendísima amistad, me parece una mujer maravillosa”.
Poco después coincidió con Silvia Abascal en el rodaje de La dama boba y mantuvieron un breve romance que terminó en una bonita amistad. En el año 2000, la top model española Esther Cañadas era una de las famosas del planeta. Su imagen daba la vuelta al mundo y los diseñadores se la rifaban. Ella acababa de separarse de Mark Vanderloo cuando comenzó un romance con Coronado. Se les vio paseando por las calles de Nueva York y él la ayudó a decorar allí su piso de soltera. Eso sí, su amor no duró demasiado. Luego Coronado se enamoraría de otra importante mujer en su vida: la cantante Mónica Molina, a la que conoció en un desfile de moda. Rompieron en varias ocasiones pero en 2003 dieron la bienvenida a su hija Candela, que en diciembre cumplía los 18 años. Poco después de su nacimiento, José y Mónica se separaban.
Vivió un amor de verano en 2003 con Paula Echevarría, a la que conoció por un amigo en común cuando la actriz aún no era tan famosa como lo es hoy.Pasaron unas vacaciones en Canarias y en el aeropuerto fue cuando los paparazzi les 'pillaron' juntos. Pasaron siete años hasta que José volvió a aparecer al lado de una mujer. Fue con la sobrina del rey Juan Carlos, Simoneta Gómez-Acebo. Se les vio en un partido de fútbol y nunca se supo si entre ellos había algo más que amistad. En el verano de 2015 saltaba la noticia bomba: Coronado y Eugenia Martínez de Irujo estaban juntos. La revista ¡Hola! publicaba unas fotos de la pareja pasándoselo en grande en la noche madrileña y montando en la moto del actor. Su relación duró apenas dos meses pero la pareja fue la más buscada de esa temporada. Su última relación conocida ha sido con Elena González de Prado, periodista y redactora en la Agencia EFE e Intereconomía. Salieron tres años antes de Eugenia, rompieron y retomaron la relación años más tarde. “No sé por qué me han durado tan poco y no creas que me siento orgulloso de ello, no hay felicidad más plena que cuando estás bien con alguien”, explicaba a Risto Mejide. "No me puedo quejar de lo que he amado y lo que me han amado y de lo que amo y lo que me aman, y de lo que amaré y me amarán”, comentaba en Icon.
Su peor momentoNo todo han sido buenos momentos en la vida de Coronado. En abril de 2017 sufría un infarto pocas horas después de salir del teatro en el que representaba Ushuaia. En aquel momento, José vivía con mucha intensidad, tenía una gran carga de trabajo y fumaba demasiado. Ese golpe de salud, tras el que le tuvieron que poner un stent, fue para él "una bendición". Se empezó a cuidar, a hacer ejercicio y dejó de fumar. Pero hasta llegar ahí sufrió una depresión debido a la ansiedad que le provocó el ingreso por el infarto. Pero salí más fuerte de todo eso. Su hijo Nicolás le ayudó enseñándole a meditar, algo que intenta practicar a diario, y ahora le gusta llevar una vida más tranquila disfrutando de la naturaleza, de sus perros y de la compañía de sus dos hijos, que son la luz de su vida.
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