Locura en la NFL: los Vikings logran la mayor remontada de siempre

El ambiente en el U.S. Bank Stadium de Minnesota estaba enrarecido anoche. Al descanso del partido en el que los Vikings recibían a los Indianapolis Colts, los visitantes dominaban por un contundente 0-33. Los locales, a pesar de marchar en aquel momento con un récord de 10-3 en lo que va de temporada, se marchaban al vestuario abucheados por su afición, horrorizada por lo que había visto en los dos primeros cuartos. Como si de un equipo no profesional se tratase, los Vikings ofrecieron un pésimo espectáculo de pérdidas de balón, jugadas mal ejecutadas, nula defensa e incluso alguna caída cómica de su quarterback, Kirk Cousins.

Durante el descanso, el debate ya no estaba en una posible remontada, sino en que si los de Minnesota eran realmente un equipo tan serio como el que decía su registro ganador. A apenas tres semanas del inicio de temporada regular, los Vikings daban la sensación de estar descomponiéndose y de estar convirtiéndose en un ‘caramelo’ para quien se los cruzara en playoffs. Un equipo tan justo como los Colts, con récord de 4-8-1, con un entrenador interino al cargo (Jeff Saturday) y sin los pilares de su ataque y defensa (Jonathan Taylor y Shaquille Leonard), los estaba maniatando a placer. La cosa no pintaba bien.

Ya en la segunda mitad del partido, los locales sacaron un mínimo de amor propio, tratando de conseguir un puñado de puntos que tapase el ridículo que estaban perpetrando. Con dos rápidos drives para touchdown consiguieron colocar el 14-36 en el marcador, ya que los Colts lograron. La diferencia seguía siendo casi sonrojante, aunque los Colts se atascaron en ataque, probablemente relajados por la cómoda renta de la que gozaban. Ya les sucedió en su anterior encuentro, cuando encajaron un 33-0 favorable a los Cowboys únicamente en el último cuarto. Parecía imposible que volvieran a caer en el mismo error, aunque al inicio del cuarto final los Vikings volvieron a anotar y se despertó un runrún en la grada.

Los de Indianápolis continuaban sin ser capaces de avanzar yardas y eran obligados a devolver el balón, aunque una intercepción lanzada por Cousins y una pérdida en downs dieron algo de aire a los Colts. No bajaron los brazos los vikingos, espoleados por una afición que se volvió loca cuando, a falta de 5 minutos, vio a su equipo colocarse a una sola anotación. Kirk Cousins ya llevaba tres touchdowns, pero se dejó lo mejor para el final. Los Vikings recuperaron el balón a falta de 2:31 para el final después de una controvertida decisión de los Colts, que se la jugaron y no les salió bien. Poco tardó en estallar la locura: en la primera jugada, Cousins conectó con un Dalvin Cook que avanzó 64 yardas hasta la zona de anotación. Minnesota sumaba dos puntos más en la conversión y el marcador reflejaba un 36-36 que obligaba a frotarse los ojos.

Ninguna de las dos franquicias aprovechó el tiempo que quedaba, y el encuentro se fue a la prórroga. Aunque hacía tiempo que se había dictado sentencia, pues los Colts ya parecían los derrotados a pesar de continuar con opciones de victoria. Su colapso, finiquitado en el cuarto adicional por un field goal de los Vikings a siete segundos del final para el 39-36, ya es historia de la NFL. Es la mayor remontada jamás vista (33 puntos de diferencia), superando los 32 que levantaron los Buffalo Bills a los Houston Oilers en los playoffs de 1992. Jugadores y aficionados de Minnesota lo celebraban como si se tratase de una Super Bowl, conscientes de haber entrado de lleno en la lista de aquellos que nunca se rinden.