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Qué es el “síndrome de Estocolmo” al que aludió Javier Milei y la ...

Qué es el síndrome de Estocolmo al que aludió Javier Milei y la
La expresión utilizada por el presidente para descalificar las reacciones a su mega DNU viene de un robo famoso a un banco en Suecia y se hizo conocido con el caso de una millonaria estadounidense que de ser cautiva acompañó un operativo revolucionario

Un robo fallido a un banco en 1973 en Suecia le dio el nombre a un desorden psicológico que se hizo famoso. Y que 45 años después fue utilizado por el presidente argentino Javier Milei para contestar la reacción con cacerolazos al anuncio de su “mega-DNU” desregulador de la economía y de la sociedad.

La protagonista de la historia que da origen al llamado “síndrome de Estocolmo” es Kristin Ehnmark, una de los cuatro rehenes en el asalto del Kreditbanken, un banco de la plaza Norrmalmstorg de Estocolmo, perpetrado por Jan-Erik Olsson, un delincuente experto en abrir cajas de seguridad y en explosivos de 32 años durante el verano de 1973.

Olsson quiso demostrarle a la policía que estaba hablando en serio, así que escogió a Sven Safstrom, otro rehén, y le dijo “‘te voy a disparar en la pierna, pero voy a evitar los huesos, para no hacerte tanto daño”, le contó Kristin a la BBC, en una entrevista realizada hace dos años. En ese momento, Kristin dijo algo extraño: “Sven, es sólo en la pierna”.

¿Por qué se puso del lado de un peligroso criminal? Kristin lo resume así: “Dicen que uno puede congelarse del miedo y yo creo que mi mente se desconectó. Pavor indescriptible”.

En ese tiempo Kristin tenía 22 años y trabajaba como estenógrafa en el Kreditbanken y estaba terminando de escribir una carta cuando ocurrió el asalto.

Robo que dio origen al sindrome de Estocolmo. En el momento del rescate, Kristin Ehnmark. Foto web
Robo que dio origen al sindrome de Estocolmo. En el momento del rescate, Kristin Ehnmark. Foto web

“De repente, oí disparos y me tiré al piso. El asaltante se metió tras el escritorio y apuntándonos nos ordenó a mí y dos colegas que nos levantáramos”, contó Kristin en esa entrevista a la BBC. El robo se frustró cuando la policía llegó. Pero Olsson, quien acababa de escaparse de la cárcel, intentpo usar a los rehenes para huir del país. Para eso exigió dinero, un auto y que le trajeran al banco a un amigo que estaba cumpliendo una condena. Su nombre era Clark Olofsson, uno de los criminales más famosos de Suecia. Olofsson robaba bancos, había estado vinculado al asesinato de un policía y ya se había escapado de la prisión dos veces. Los negociadores accedieron a todo. Además, les dieron el dinero y estacionaron un Ford Mustang azul con el tanque lleno para que Olsson y Olofsson lo usaran. Solo les negaron una cosa: que se llevaran a algunos de los rehenes con ellos. “Los delincuentes metieron a los rehenes en la bóveda. De repente, un policía que había entrado pasando desapercibido cerró la puerta, dejando a los 4 rehenes junto con los 2 delincuentes atrapados. Los rehenes quedaron atrapados en la bóveda del banco. Mientras las autoridades intentaban controlar la situación, adentro Olsson sentó a una de las rehenes frente a la puerta, le amarró una bomba a un pie y apagó las luces. En la oscuridad, lo único que rompía el silencio era el sonido de Olsson mascando pastillas de cafeína. Con el paso de las horas, se empezó a poner nervioso y decidió que tenía que demostrarle a la policía que estaba hablando en serio. Fue entonces que se le ocurrió dispararle a Sven en la pierna. Y fue entonces que Kristin empezó a comportarse de esa extraña manera que sería detallada y debatida durante los siguientes 50 años”, relata la crónica de BBC.

“A mí realmente me avergüenza lo que dije. No soy así. Me tomó como 10 años hablar del tema”, reflexionó Kristin. En ese instante, los otros rehenes trataron de convencer a Olsson de que no era buena idea, que no iba a conseguir nada hiriendo a Sven. Kristin, desconcertando a todos, llamó al primer ministro de Suecia Olof Palme. Se identificó con su nombre y como uno de los rehenes del banco. “La secretaria me dijo que esperara un momento y luego él habló”. Ella habló con calidez de sus captores y dijo que confiaba en ellos más que en la policía. “Confío plenamente en Jan y el ladrón. No nos han hecho nada. Han sido muy amables. Lo que temo es que la policía ataque y nos mate”, dijo en esa conversación.

Palme suena en la conversación estupefacto. “Intenté de todas las maneras posibles de convencerlo de que dejara que dos de nosotros fuéramos con Olsson y Olofsson en el auto”, le contó Kristin a la BBC. Palme le respondió que era imposible, que le dijera a los delincuentes que entregaran sus armas; ella le dijo que no lo harían. Esta conversación se repitió varias veces hasta que el primer ministro, exasperado, dijo algo que fue borrado de la grabación de esa conversación: “Pues bien, entonces quizás usted tendrá que morir”. Y Kristin colgó. El sitio continuó por seis días más. Eventualmente, la policía tomó el banco y, con sus armas listas, le gritaron a los rehenes que salieran primero. “Jan nos dijo: ‘si salen antes, nos van a matar’. Así que les dijimos: ‘salgan ustedes primero’”, recuerda Kristin. Los rehenes estaban protegiendo a quienes los habían tenido secuestrados y amenazado sus vidas. Los delincuentes salieron primero, se detuvieron en la puerta para despedirse de los rehenes -besos para las mujeres y un apretón de manos con Sven-. “Cuando Kristin salió, trató de evitar que la acostaran en una camilla; parecía más enojada con la policía que con los criminales”, relata la crónica de BBC.

Kristin Ehnmark, la mujer que con su actitud frente a un delincuente dio origen al término
Kristin Ehnmark, la mujer que con su actitud frente a un delincuente dio origen al término "síndrome de Estocolmo"
El diagnóstico inicial

El negociador principal en el robo al banco, el psiquiatra Nils Bejerot, identificó la causa de la conducta de Kristin como un síndrome psiquiátrico al que llamó Norrmalmstorg. Ese nombre derivó en síndrome de Estocolmo, el nombre de la ciudad, no de la plaza sueca.

El de Kristin no fue el único caso en el que sorprendió la reacción de una persona cautiva, en favor de su secuestrador. En 1974, Patty Hearst, la heredera de la fortuna una familia dueña de un conglomerado de medios de comunicación en Estados Unidos, fue secuestrada por militantes revolucionarios y tras varios meses en cautiverio, Patty se unió a ellos en un robo. Finalmente fue capturada y en el juicio, sus abogados usaron el síndrome de Estocolmo para defenderla. Fue el caso de Patty Hearst, más que el de Kristin, el que popularizó el síndrome de Estocolmo.

Si bien la explicación tuvo desarrollo en ciencias sociales, no existen criterios de diagnóstico ampliamente aceptados para identificar el síndrome. Y fueron cuestionadas las investigaciones que patologizaron la actitud de Kristin Ehnmark, sin hablar con ella: “es mierda, si eso se puede decir. Yo hice lo que pude para sobrevivir”, le dijo a la BBC.

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