Crítica: 'Ejército de los muertos' (Army of the dead), el blockbuster zombi de Netflix y Zack Snyder
El zombi como figura humana deshumanizada, un contenedor vacío en el que volcar las ansiedades colectivas de cada momento. Zack Snyder, realizador de gran músculo visual, amado y odiado como pocos en estos momentos de cine comercial sin autoría, pero capaz, sin embargo, de aunar su maximalista concepto del "blockbuster" con la oscuridad de las tesis de George Romero (el realizador debutó, recordemos, con el fiero remake de Amanecer de los muertos, que adaptaba al espíritu post 11-S del 2004 los valores anticapitalistas del título original), factura con esta Ejército de los muertos una película tan irregular como fascinante.
Puede que Snyder tome un punto de partida más lúdico en esta Ejército de los muertos, el de una película de robos a lo Ocean’s Eleven pero, obviamente, militarizada, aunque justo es reconocer que el realizador de El hombre de acero pronto se lo lleva a un territorio más marca de la casa. La película mezcla humor negro, gore y acción como anunciaba su tráiler, pero a la vez se sabe descendiente en el tiempo de la serie The Walking Dead, que sumó al género el desarrollo de personajes y arcos dramáticos de un serial televisivo. Army of the Dead tiene, en consecuencia, una primera mitad donde Snyder trata de aportar personajes y justificar situaciones, figurándose una América mestiza y de identidad atormentada, donde la ya típica alegoría del muro de Trump define y acota en el espacio una nueva masa de indignados dispuestos a reclamar su espacio (incorporando de paso la figura del zombi inteligente de la tercera película de Romero, El día de los muertos). En todo momento su película trata de resultar subversiva y no solo oportunista, funcionar un poco a la manera de John Carpenter, sosteniendo el suspense y jugando con el clásico concepto de frontera del western convertida definitivamente en campo de concentración doméstico. Carpenter, sí, y televisión contemporánea rodada a ritmo de videoclip (Snyder se encarga, por cierto, de la fotografía del filme por primera vez en su carrera, aunque no se pierdan el explícito homenaje al director de fotografía Larry Fong).
Ejército de los muertos trata, sí, de jugar ciertas bazas dramáticas convencionales, y aquí se ven las debilidades del invento, su ritmo amorfo y cierta falta de músculo narrativo. Habrá que esperar a ver cómo se mantienen ciertos guiños a situaciones recientes, que tratan de inyectar un retorcido sentido moral al relato, para valorar el resultado, pero en su defensa hay que decir que todo el rato lanza propuestas interesantes al espectador, como esos títulos de crédito que parecen copiados de Zombieland pero en realidad contienen otra película en sí mismos. Pero afortunadamente y en todo caso, Snyder decide, pasada la hora de película, que es el momento de dar guerra y volar puentes con el espectador, de dejar de jugar a dos bandas con el "zeitgeist" político y social. Es entonces cuando Ejército de los muertos cobra identidad y personalidad propias como espectáculo cinematográfico, y de qué manera.
El nihilismo y violencia se apoderan de la pantalla mientras Snyder sigue el esquema western de Aliens, otra secuela igualmente militarizada de James Cameron, y no deja títere con cabeza en su retrato de una América alucinada a escasas dos décadas de convertirse en una parábola de Frank Miller. Le basta un brutal cuello torcido para marcar, como golpe de efecto gore tras una dramática y climática confesión sentimental, el tono de un tercer acto fantástico de guerra y humor negro donde nadie tiene las de ganar y en el que el autor y público juegan un pulso para tratar de mantener la épica, el humor y el romanticismo en un contexto imposible. Los guiños a la obra maestra de Cameron son constantes en estructura y temas, desde la utilización nostálgica de la figura de la paternidad hasta los compases de la escapada final en el helicóptero en un show suicida de tragedia y diversión. Lo grotesco, humorístico y melancólico encuentran finalmente el tono en un despliegue de efectos especiales digno de la gran pantalla y que inquieta al espectador a la búsqueda de espectáculo complaciente: aquí la vida es una lucha constante y lo vivo ya no equivale a humano.
Ejército de los muertos se estrena en Netflix el viernes 21 de mayo, y tuvo estreno limitado en cines la semana pasada.