Día de la Maestra Jardinera: ¿cómo eran los primeros jardines de infantes de la Argentina?

El 28 de mayo se celebra el Día de la Maestra Jardinera y de los Jardines de Infantes, en memoria de Rosario Vera Peñaloza. Esta educadora fue quien fundó la primera de estas instituciones en el país.

Rosario Vera Peñaloza, nació el 25 de diciembre de 1873 en Atiles, La Rioja. Se graduó en 1888 en la Escuela Normal de La Rioja, que estaba a cargo de docentes norteamericanas que habían sido presentadas en el país por Domingo Faustino Sarmiento.

En 1892 fue aprendiz de Sara Chamberlain de Eccleston en la Escuela Normal de Paraná y en 1894 se graduó con el título de Profesora Normal. Cinco años más tarde obtuvo el título de Profesora de Kindergarten, en la Escuela de Profesores del Jardín de Infantes de Paraná.

En 1900 inauguró el primer jardín de infantes como anexo a la Escuela Normal de La Rioja, en su ciudad natal. A sus 32 años, Peñaloza ocupó el cargo de vicedirectora en este establecimiento.

Luego de esta fundación, a esta novedosa institución le siguieron otras en la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba y Paraná, donde Rosario ocupó diferentes puestos. En 1910 ocupó el cargo de Inspectora de Educación.

Fundó el primer Museo Argentino para la Escuela Primaria en 1931, por encargo del Consejo Nacional de Educación. Falleció el 28 de mayo de 1950 en Chamical, provincia de La Rioja.

En 2014 se estableció mediante la Ley N° 27059 la celebración del Día de la Maestra Jardinera en su honor. Rosario es recordada por sus grandes aportes para difundir la educación.

Su legado se aprecia en la importancia de la comunicación a la hora de consolidar el aprendizaje. Consideraba a la creatividad, el juego y la exploración como herramientas para potenciar la enseñanza.

Rosario tomó en cuenta sus estudios en las disciplinas del Montessori y Froebeliana para la fundación de los distintos Jardines de Infantes que dirigió.

Esta serie de instituciones fundadas por Peñaloza destacan por su modalidad. Rosario había realizado estudios en pedagogía, por lo que concebía a la educación como una herramienta de exploración multidisciplinaria.

De esta manera, diseñó actividades didácticas para llamar la atención y ganar la permanencia de los alumnos. Estas se centran en diferentes juegos y acciones a través de materiales, colores, formas y texturas.

Estos jardines buscaban conectar con el espíritu curioso de los infantes. A través de diferentes experiencias, deseaban impartir conocimiento. Asimismo, otro de los objetivos era incentivar a la expresión y exploración de cada alumno.

Se tomaron en cuenta las experiencias de la infancia utilizadas en el hogar, para estimular las capacidades de los niños. Rosario priorizaba la creación y el poder de descubrimiento de cada uno de sus alumnos, como meta principal para una educación libre.