El fútbol, como un valor de identidad para Israel y Palestina

Israel y Palestina volvieron a tomar iniciativas bélicas en una confrontación geopolítica que lleva décadas. Y el fútbol es una de las banderas para ambos sectores que les permite sentirse vivos, parte del mundo.

La actividad futbolística en Israel está paralizada desde principios de octubre y a los jugadores extranjeros se les mantuvo alejados. En Palestina sucede lo mismo, pero un pueblo que no es aceptado por la ONU, pero sí por FIFA siempre encontró en el fútbol un reconocimiento que el contexto sociopolítico no le daba. Y el tiempo transcurre entre guerras y muertos. Pero ambos seleccionados buscaron en las últimas semanas, un salvavidas en las distintas competencias. El saldo para existir no siempre es comprensible.

El Maccabi Haifa, actual campeón de Israel, se mudó a Chipre para jugar con Villarreal por la Europa League, mientras que el Maccabi Tel Aviv viajó a Polonia para jugar contra el Zorya Luhansk ucraniano en la Conference League. UEFA admitió que estos dos equipos, uno de Israel y el otro de Ucrania, no pueden organizar partidos en sus propios países hasta nuevo aviso.

El seleccionado de Israel jugó por la clasificación a la Eurocopa 2024 ante Suiza y Rumania en Hungría. Los israelíes resignaron su localía por la guerra en la Franja de Gaza y jugaron en la aldea húngara de Felcsut en reemplazo de Tel Aviv. Tres aviones llevaron aficionados de Israel y más de 600 viajaron al estadio. La mayoría perdió a sus familiares a manos de militantes palestinos. En pleno partido mostraron fotografías de rehenes israelíes y lanzaron globos azules y blancos al cielo. "Sabemos por qué vinieron y queríamos jugar para ellos. No podemos separarlo, no podemos dejarlo de lado", dijo después el entrenador Alon Hazan.

En marzo próximo, Israel jugará uno de los playoffs (vs. Islandia) que lo mantiene con chances de llegar a Alemania 2024. Todo es posible en el fútbol, salvo el contexto.

Desde el Mundial 1970 que Israel no clasifica a un torneo importante. Como consecuencia de la Guerra de los Seis Días (1967), comenzó a sufrir el bloqueo de países árabes y navegó por el mundo buscando su lugar en los últimos cincuenta años. En las clasificaciones mundialistas enfrentó a países sudamericanos y hasta jugó en Oceanía (sin tener un cupo directo), pero desde 1994 que la UEFA lo albergó y mira hacia occidente en materia futbolística.

El deporte y la política siempre fueron compañeros incómodos, pero con Israel y Palestina hubo una firme negativa a separarlos. En momentos en que fuerzas armadas continúan una fuerte ofensiva que cobró miles de vidas, surgió el orgullo nacionalista asociado jugadores fútbol, ahora abanderados de una nación en guerra.

"Es muy difícil desconectarse de esta situación. Estamos aquí para representar a Israel de la mejor manera. La solución fácil sería no jugar, pero esperamos hacer feliz a todo nuestro país", dijo Eran Zahavi, máximo goleador de Israel que salió de su retiro internacional para participar en estos partidos.

Actualmente, Israel ocupa el puesto 71° en el ranking mundial de FIFA, mientras que Palestina aparece 96°.

El caso de la selección palestina es llamativo. En 1998 recibió el visto bueno de FIFA para incorporarse a sus competencias y eso fue como una victoria política. Recientemente, comenzó su camino rumbo al Mundial 2026. Empató de visitante con Líbano y perdió "de local" con Australia en un partido jugado en Kuwait; siempre es anfitrión en Cisjordania, pero la violencia en la región obligó a los cambios.

Previo al encuentro con los australianos, el sindicato de jugadores Professional Footballers Australia (PFA) confirmó que se donó un porcentaje de las ganancias del partido al trabajo humanitario en Gaza a través del Footballers" Trust de la PFA.

"Incomprensible. Una de las cuestiones geopolíticas más complicadas de los últimos 100 años. Lo hemos hablado como grupo para reconocer lo que eso significa. Incluso pensar en los jugadores palestinos y lo que este juego significa para ellos; tratar de procesar el fútbol en un momento como este. Es una situación difícil", declaró después del triunfo australiano, Jackson Irvine, actual presidente de la PFA y exjugador internacional.

Palestina sufre el bloqueo israelí para poder sacar de la región a sus jugadores de selección y casi nunca puede alinear a sus mejores hombres. Por eso tiene una constante de convocar a exiliados o de raíces palestinas. Entre los casos inusuales, el correntino Carlos Salom vistió la camiseta del seleccionado de Palestina.

Pueblos enfrentados, irreconciliables en muchos puntos, pero con el fútbol rebuscándose para acercarse a alguna gloria deportiva, siempre en tiempos difíciles.