River le ganó a Monterrey por 1 a 0, con un grito de Beltrán, entre ...

River, dirigido desde esta temporada por Martín Demichelis, empezó esta noche el ciclo 2023 con un amistoso internacional ante Rayados de Monterrey, de México, con la idea de instalar y desarrollar el proyecto del entrenador que intentará mantener la vara alta que dejó Marcelo Gallardo, tras un ciclo exitoso de ocho años. Con un tanto de Beltrán, luego de una buena jugada de Barco, se impuso por 1 a 0, con destellos de buen juego.
El partido se jugó en el Q2 Stadium de Austin, Estados Unidos. Nacho Fernández, con la número 10, fue titular en una formación con algunos suplentes. Demichelis tuvo dos ausencias: el defensor chileno Paulo Díaz (hace un mes se sometió a una artroscopía en la rodilla derecha) y el volante Agustín Palavecino (molestia muscular). Además, uno de los refuerzos, el volante Matías Kranevitter, quedó descartado para gran parte del primer semestre por la fractura en el tobillo derecho que sufrió en el debut ante Unión La Calera.
El partido ante el equipo mexicano también marcó el debut de Nacho Fernández (alternó buenas y malas) desde su regreso al club de Núñez. Monterrey, que viene de perder ante Chivas de Guadalajara por la liga mexicana, tiene entre sus filas al delantero Rogelio Funes Mori, surgido de las divisiones juveniles de River, e integrante de la selección mexicana que disputó el Mundial Qatar 2022.
Durante los primeros minutos, River se muestra errático, sin demasiada imaginación. El plantel inicial es con un clásico 4-3-3, con Paradela algo más adelantado. Nacho Fernández, con la camiseta número 10, avanza con mayor determinación por el sector derecho. Con libertad, es cierto, pero demasiado recostado a una banda. Monterrey pelea, lucha, el partido es parejo durante el primer cuarto de hora.
Es un encuentro excesivamente amistoso, sin presiones ni demasiados riesgos. River intenta, se adueña de la pelota, pero ataca sin profundidad. Para Monterrey también es un banco de pruebas. Un ejemplo: Andrada, Maxi Meza y Funes Mori aguardan en el banco de suplentes. Chato, apagado, el trámite no expone demasiadas opciones. Un cabezazo de Maidana, que resuelve bien Cárdenas, es lo mejor de los primeros 30 minutos, jugados con una intensidad recortada.
Otra vez, el arquero del elenco mexicano se convierte en indispensable: tapa un mano a mano a Nacho, que se inclina por un lujo que no resulta. De a poco, River se impone en la escena, con el dominio territorial, el protagonismo estelar, pero no tiene fuego sagrado en el área rival.
Con una mayor posesión (64 por ciento en el final del primer capítulo) y una decisión ofensiva, River sigue a mitad de camino, porque no pone tercera al pisar el área rival y se excede con centros, como un único modo de provocar peligro. Una formación con buenas intenciones, pero sin prepotencia, sin magia, sobre todo frente a un equipo con mayoría de suplentes.

River debe mejorar, es un equipo demasiado esquemático, previsible. No ofrece demasiadas ventajas en su última línea, pero no tiene fuerza en los metros finales. Parece apagado. O tal vez, sea parte del proceso de la pretemporada, cuando valen más las respuestas físicas que las futboleras.
A medida que van transcurriendo los minutos, el espectáculo se desnaturaliza, ya que empiezan los cambios, demasiados, excesivos y al mismo tiempo. Arranca Monterrey, con los ingresos de Andrada y Meza, entre las seis modificaciones dispuestas en el arranque de la segunda mitad. El conjunto mexicano se adelanta un poco más y en un avance con peligro, surge con personalidad Maidana, en una acción que queda en evidencia las dificultades que suele tener González Pirez. Y en un par de ocasiones, Centurión, el arquero juvenil, sostuvo el empate.
Entre los cambios, Demichelis también tomó la decisión de buscar alternativas. Entraron Barco y el joven Alfonso, de 20 años. El partido sigue siendo pobre, sin magia. Lógicamente, se trata de un amistoso de pretemporada, con los músculos duros, sin elasticidad.
Barco le da una mayor explosión en ataque. Enzo Pérez, más libre en ataque, dispone de un remate que pasa cerca: ocurre cuando River ataca más y mejor. Las buenas intenciones, de todos modos, no se traducen en el resultado, que sigue en cero por errores y virtudes repartidas. El volante ofensivo, que tantas veces se disfraza de delantero, es picante, atrevido. Un pase de Barco, entonces, encuentra a Beltrán, que entre amagos define con clase. River gana, lo merece.

Ya están sobre el campo de juego Simón, Zuculini y Tomas Castro Ponce, un joven de 21 años. Se suelta River en el tramo final, con mayor decisión, más soltura. Deja una buena imagen, luego de buenas intenciones no cristalizadas. Se salva en el final, por un gol en posición adelantada de Berterame, que luego en la repetición de la jugada por TV se comprueba que no está en off side.
El final del partido es atractivo, con todas las situaciones de gol que no abundaron durante los 90 minutos. River está por el buen camino. No le sobra creatividad ni calidad, pero está. Sigue, se mantiene.
LA NACION