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Luca Prodan: el mensajero musical del viejo mundo que sacudió al rock argentino cumpliría 69 años

Luca Prodan el mensajero musical del viejo mundo que sacudió al rock argentino cumpliría 69 años
El artista italo-escocés nació en Roma el 17 de mayo de 1953 y murió el 22 de diciembre de 1987. A comienzos de los ochenta se radicó en Argentina, donde formó la banda de rock Sumo.

SUMO los viejos vinagres

Luca nació en la Roma de la posguerra en la madrugada del 17 de mayo de 1953. Su madre rompió bolsa en plena función de ballet en el Teatro de la Ópera y no quiso abandonar el palco hasta que terminara la función.

Esa ausencia de fronteras caracterizó la genealogía familiar: su madre provenía de una familia de escoceses que vivía en China -nació en Shanghái en 1918- y su padre, experto en arte chino, había nacido en Constantinopla, la capital del Imperio Otomano en 1911. Sus padres, junto a sus hermanas Michela y Claudia, estuvieron tres años en un campo de concentración japonés, en China, durante la segunda guerra.

Sumo - La rubia tarada en vivo en Obras (1986)

Su familia no era la típica burguesa: tenían picos de fortuna y pobreza por los excéntricos negocios del padre de Luca, como su paso por el estudio de cine italiano Cinecittà.

Luca desafió el mandato familiar. Su primera educación fue en el St. George’s British International, donde había niños de 53 países. A los 9 años lo obligaron a ir al colegio Gordonstoun de Escocia, el mismo al que iban miembros de la casa real británica y el príncipe Carlos de Gales.

SUMO - Mejor No Hablar De Ciertas Cosas (Vivo 1985) (Promo Only)

Se escapó a los 16 y vivió de clandestino en Roma mientras lo buscaba Interpol por toda Europa. Estuvo en la cárcel dos veces en Roma, la primera por vender hachís y luego por haberse fugado de hacer el servicio militar obligatorio en Italia.

Se formó musicalmente en la escuela británica de los setenta:vio en vivo a Yes, Van Der Graaf, Pink Floyd, Genesis, King Crimson, David Bowie, The Clash, The Police, Sex Pistols, Roxy Music. Lo inspiraban Ian Dury, los Beatles, Lou Reed, The Velvet Underground, Joy Division, Wire, Brian Eno, Bob Marley, Frank Zappa y los músicos del folk británico como John Martyn y Nick Drake. Además trabajó en Virgin Records, lo que le permitió acceder -y robar- magistrales discos.

Así, creció con el hippismo y la psicodelia de los sesenta, siguió con el rock progresivo y continuó con el grito del “no future” del punk y sus evoluciones, en medio de sus propias tragedias (su hermana se suicidó con monóxido de carbono y heroína, a la cual él la había introducido) y de la crisis económica y política de Inglaterra que desembocaría en Margaret Thatcher.

Casi lo mata un coma hepático en 1979 por su adicción a la heroína. Fue el quiebre: después de ser declarado enfermo mental por el Ejército italiano ‘huyó’ hacia la Argentina, donde vivía su amigo y ex compañero de Gordonstoun, Timmy McKern.

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Luca no llegó sólo a los ritmos dominantes, sino que también se extendió a la postura sobre y debajo del escenario y hasta al look.

Luca no llegó sólo a los ritmos dominantes, sino que también se extendió a la postura sobre y debajo del escenario y hasta al look.

Luca Prodan: su llegada a la Argentina

En un panorama musical dominado aún por las tradiciones inauguradas con la edición de “La Balsa”, en 1967, Luca Prodan apareció como un “rara avis” en la escena local con canciones impregnadas de reggae, hardcore, new wave y demás corrientes musicales derivadas del punk.

Mientras la plana mayor del rock argentino aún abrevaba en los Beatles, los Rolling Stones, Led Zeppelin o el rock sinfónico, entre otras influencias, Luca desplegó un estilo que debía su impronta a desconocidos para los argentinos hasta ese momento como Blondie, Van Der Graaf Generator, Elvis Costello y, fundamentalmente, Ian Dury & The Blockheads.

Tal vez su desconocimiento total de la obra de figuras centrales como Charly García, Luis Alberto Spinetta, Litto Nebbia o Pappo, resultó fundamental para que el cambio planteado por este músico sea tan radical para el movimiento vernáculo.

En esta misma sintonía habría que ubicar su decisión de cantar en inglés, casi un sacrilegio en un ámbito en donde hacía más de 15 años resultaba un motivo de orgullo el uso de la lengua castellana en el rock.

Pero la revolución musical generada por Luca no llegó sólo a los ritmos dominantes, sino que también se extendió a la postura sobre y debajo del escenario y hasta al look, al implementar la moda de la calvicie en tiempos en que, en el rock, parecía una condición “sine qua non” tener el pelo largo.

En apenas 5 años al frente de Sumo, este artista, que logró un moderado reconocimiento en vida, con limitadas ventas de discos y tickets para sus shows, estableció parámetros indispensables para el devenir del rock argentino, con una influencia que persiste al día de hoy.

Luca llegó a la Argentina a principios de los`80 en un desesperado intento por escapar de su adicción a la heroína, una decisión que tomó luego de ver una postal enviada por su amigo de la infancia y futuro representante de Sumo y Las Pelotas, Timmy McKern, de las sierras cordobesas, en donde se había radicado desde hacía algún tiempo.

Luca formó Sumo, una agrupación que tras varios cambios quedó establecida con Germán Daffunchio y Ricardo Mollo, en guitarras; Diego Arnedo, en bajo; Alberto “Superman” Troglio, en batería; y Roberto Pettinato, en saxo.

Con tres discos oficiales editados, sin tener en cuenta posteriores lanzamientos de grabaciones encontradas, este combo se caracterizó por reunir a “los sucios, feos y malos” del rock argentino, en medio de la explosión musical desatada en plena “primavera alfonsinista”.

Pero más allá de sus novedosos ritmos y de la historia de vida de Luca que lo ubicaba como un “outsider” total del movimiento, esta figura se reinventó como un entrañable personaje de la vida porteña. Agudo y desprejuiciado observador, era común ver a Prodan deambular por bares, conversando con extraños y compartiendo tragos con quien quisiera sentarse en su mesa.

Sin embargo, el objetivo inicial de Luca de escapar de la adicción a la heroína simplemente derivó en el reemplazo de esa sustancia por el alcohol, por lo que sus días estaban contados. Finalmente, una avanzada cirrosis terminó con la vida de Luca en la madrugada del 22 de diciembre de 1987, mientras dormía en su casa ubicada en el barrio porteño de San Telmo.

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