Se cumplen 33 años de la muerte de Luca Prodan, el extranjero que despertó al Rock Nacional

El 22 de diciembre de 1987 era encontrado sin vida Luca Prodan, el italiano que lideraba Sumo, una de las bandas más importantes del momento, en la pensión del barrio porteño de San Telmo donde vivía. En su corta estadía en Argentina, este extranjero logró hacer temblar los cimientos del llamado Rock Nacional, desafiando todos los mandatos y trayendo una nueva forma de hacer música que se intenta emular hasta nuestros días.

La vida de Luca Prodan es digna de biopic de esas que reciben varias nominaciones a los Oscar y duran arriba de las tres horas. La revolución que produjo en nuestro país, es apenas el final de una larga historia de un trotamundos sensible y bohemio, atravesada por la música y las drogas. Su madre era una artista que nació en un campo de concentración de China, hija de escoceses, su padre un austriaco estricto y conservador ¿Qué podía salir de esto?

Luca nació el 17 de mayo de 1953 en Roma, Italia, su madre recordaría que rompió bolsa en el palco del teatro ell´Opera, por lo que estaba segura de que su hijo estaba destinado al arte y las sorpresas. Su juventud fue muy dura debido a la educación autoritaria de su padre, quien lo envió a realizar sus estudios en Gordonstoun, uno de los colegios más tradicionales y estrictos de Gran bretaña, donde asistió por ejemplo también el Principe Carlos de Inglaterra, y de donde fue expulsado por su mal comportamiento.

En Inglaterra Luca vivió la explosión del punk de primera mano, allí también se volvió adicto a la heroína, un vicio que casi le cuesta la vida y que le dejó la cicatriz más terrible que cargó durante sus últimos años de vida. Luca inició en el mundo de las dorgas a Michela, su hermana, quien tiempo después se suicidaría junto a su pareja. El músico siempre se sintió responsable por este hecho.

Luca volvería a Italia, iría a la cárcel y volvería a caer en las drogas hasta que encontró un lugar de escape, lleno de tranquilidad y a miles de kilómetros de la heroína, ese lugar era Argentina, más precisamente en las Sierras de Córdoba. El músico llegó al país en plena dictadura militar, vivió un tiempo en el campo hasta que la ciudad y la música lo volvió a llamar. Armó una banda y se fue hasta Hurlingam para cambiar la escena para siempre.

La primera formación de Sumo estaba integrada por Luca Prodan en voz, Germán Dafuncchio en guitarra, Alejandro Sokol en bajo y Stephanie Nuttal, una baterista inglesa de punkrock que no hablaba ni una palabra de español. Después llegarían Roberto Petinatto en el saxo, Ricardo Mollo en la guitarra eléctrica, Diego Arnedo que reemplazaría a Sokol, quien de tantos excesos decidió volcarse a la religión mormona, y Súperman Troglio que tomaría el lugar de Stephanie que regresó a su país con el estallido de la Guerra de Malvinas. Y allí empezaría recién la historia de Sumo, que todos conocemos, apenas el epílogo de la impresionante vida de Luca, pero un antes y un después para la música argentina.